
Dicen que el ver el cuerpo ahogado de su madre al salir del río tras su suicidio le marcó en sus primeros cuadros (más cercanos al impresionismo), pero a él le tocan las pelotas estas leyendas y afirma que lo único que le impresiona de verdad es la pintura silenciosa y onírica del también surrealista De Chirico.
A partir de aquí Magritte se muda a París y comienza a andar con Andre breton, Dalí, Hans Arp, Miró y Paul Elouard, formando lo que se denominó el grupo surrealista de parís que tanto influyó en la pintura y publicidad de la primera mitad del S.XX. El movimiento alberga irreverencia y anticonvencionalismos heredados del dadá y augurando un futuro movimiento Punk.

Magritte aplica toda esta visión heredada del mundo del diseño y la publicidad (ya que trabajó como diseñador en una agencia), de ahí que sus cuadros contengan una gran fuerza conceptual que atrapa a todo aquel que se detiene a contemplarlo, pero en vez plasmar sus obsesiones, fantasías o sueños como hiciera el propio Dalí, juega con lo ambigüo, con el enfrentamiento entre la palabra y la imagen que ésta denota, con espacios contradictorios, con ilusiones imposibles y sobre todo con algo tan insólito como "la mentira en la pintura".

Ese Realismo mágico de Magritte me mola y tú también te quedarás un buen rato mirando sus cuadros, eso sí, no pongas un poster de su pintura en tu pared porque a él no le gustaría. Mejor pon una ventana para pintar lo que no se ve a través de ella.



1 comentario:
hostia la pipa de Clau!
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