29 sept 2012

MONOTEMA: LAS FLORES DEL MAL


Mucho respeto hoy que este monotema no es para menos.
Las flores del mal es el más oscuro y controvertido de todos los libros de Baudelaire, que es mi poeta favorito y a quien se le conoce como el poeta maldito.
Este libro tiene una historia muy oscura detrás tanto por la crítica como por la sociedad en general que no acabó de aceptarlo y a quien Baudelaire dedicó las siguientes palabras:

"Todos los imbéciles de la burguesía que pronuncian las palabras inmoralidad, moralidad en el arte y demás tonterías me recuerdan a Louise Villedieu, una puta de a cinco francos a la que una vez llevé al Louvre -donde ella nunca había estado- y empezó a sonrojarse y a taparse la cara. Tirándome a cada momento de la manga, me preguntaba ante diferentes estatuas y cuadros inmortales cómo podían exhibirse públicamente semejantes indecencias".
 
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Para empezar debería decir que Baudelaire fue un personaje en sí mismo bastante irreverente. Su padre era un anciano y su madre no llegaba ni a los 30 cuando nació. Luego su padre palmó y su madre se casó con un ricachón el cual trató de meter en cintura al chaval pero ni pa Dios. Baudelaire no hacía más que beber, drogarse e ir de putas, básicamente. Además de eso tenía buen ojo para la música y el arte y no se le daba mal escribir poemas.
De todos era conocido su gusto por la excentricidad y lo "bohemio" y todo iba más o menos bien hasta que escribió el libro del que hoy os hablo.
Las flores del mal es una colección de poemas (las flores) concebidos para ser tomados como un poema global, una obra total en sí misma en la que se desnudaban los gustos y pasiones del poeta, en este caso lo perverso, lo incorrecto, lo supuestamente inmoral y provocativo, lo maldito...
Baudelaire supone el fin del Romanticismo y supone la entrada en el Decadentismo y el Modernismo al tratar de buscar la belleza en lo mundano, lo cotidiano, en el pecado en incluso en lo vulgar.
Ya no necesitaba evadirse en mundos y lugares lejanos ni exóticos sino que le bastaba con bajarse a la taberna, ponerse ciego e irse con Sarah "la bizca" para transformarlo todo en la más exquisita poesía.
 
Naturalmente ni la sociedad ni la crítica estaban preparados de modo que fue juzgado y condenado a pagar una multa de 300 francos por el mal que causaron sus flores. Además se vió obligado a suprimir varios poemas de la obra original.

Las flores del mal es una obra super oscura que presenta al poeta como un ser entregado al vicio y a la perdición, vencido por el tedio, en franca oposición con la sociedad burguesa y su bienestar pánfilo y ensalza la rebelió. Hace apología del enfrentamiento, de la ruptura y de perseguir la belleza y la satisfacción donde uno crea conveniente.
Es una colección de poemas bellos sacados desde las entrañas de uno de los mayores genios de las palabras.

En lo personal... pues como siempre: estuvo al borde del hambre y luego, después de muerto, menudo genio era el muy cabrón.
Idolatraba a Poe, a Wagner y a Hoffnamm y se movió con artistas como Delacroix o Mallarme. Luego una puta le contagió la sífilis, sufrió una parálisis y un ataque que le dejo sin habla casi un año  y después palmó y en su tumba le pusieron flores, aunque no tan bellas como las flores del mal. 

27 sept 2012

A DIARIO: LAS FOTOS DE MI CORCHO

Uno empieza a surfear y a los dos meses ya crees que sabes todo. 
Esa inconsciencia tiene su parte mala y su parte buena. La mala es la propia inconsciencia. La buena es que todo te parece la hostia: desde un cerrón hasta irte a una playa a una hora de casa. 
Recuerdo irme con mis amigos a Oliñas a pasar una noche y eso ya era la de Dios. Volvías al domingo con los calcetines calados y un porrón de fotos de mierda que colgabas en el corcho de la habitación todo felizón. Nada importaba. Solo cogerte unas olas y tomarte unas birras en buena compañía contando historias. 
Luego pasa el tiempo y todo te va sabiendo a menos aunque te vayas cada vez más lejos. Incluso coges mejores olas pero ya eres consciente de que no eres todo lo bueno que te creías a los dos meses de coger una tabla y las fotos que te traes las cuelgas en facebook en vez de en el corcho. Si tienes suerte incluso puede que alguna se imprima en las páginas de alguna revista y, quien sabe, a alguna marca le puede molar y decide echarte una mano para que sigas yéndote por ahí para traerte más historias y más fotos. Y entonces todo cambia. Las ganas de irte perviven pero todo cambia. 
Esas marcas quizás quieran que compitas para promocionar su pegatina desde el podio así que quieres ganar a toda costa para seguir luciéndolas. O puede que no. 
Representar una marca conlleva una responsabilidad: se supone que has de tener imagen, currículum, ser un máquina, tener vitrina de trofeos... y si no tienes nada de ésto, ni trofeos ni ganas de ellos, puede que sea porque eres un cobarde que no compite por miedo a perder. O puede también que sea porque lo único que quieres es irte por ahí con tus amigos a coger olas y contar las mismas historias de siempre (Frutus y su gelato o Aitoradas, sobre todo) y traerte alguna foto que pinchar en un corcho ajeno al olvido y al tiempo porque, aunque no lo creas, so idiota, que hay cosas que no cambian jamás. 

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