28 ene 2012

CALIFORNIA I

La convivencia con Ceci se lleva bien, solamente tenemos una norma: cagar es respetar, por eso mientras yo vacío ella va a escribir mariconadas en su libretita. La gente debe pensar que estamos de luna de miel o algo así, en realidad no me jode demasiado porque hasta ahora no me he enamorado ni una sola vez y así ya tengo excusa con la que autoconvencerme cuando, al cabo de tres días, ni una sola chica se ha mordido el labio inferior mientras me miraba.
El viento aquí es como en cualquier otra parte del mundo. Es un vagabundo taciturno con problemas para socializar y que a veces hace el bien y otras veces hace el mal. Y, como en todo el mundo, el mar se queda revuelto y caótico como la cama de alguien que haya sufrido una pesadilla cuando aquel está de malas.
El café empieza a hacer su efecto y noto como empieza a inundarme una especie de sobre actividad. Voy a caminar hasta el pier a ver como el sol se va ahogando poco a poco con una estela de llanto naranja. Qué morir más guapo tiene. Ojalá que entre paseo y paseo se me pase el efecto cafetoso y no me vaya a la cama a dar vueltas sin parar y sin pegar ojo, que con las camas de sábanas ordenadas ocurre como con el mar, se dejan hacer mejor. Lo malo es que en ninguno de los dos caso depende de uno mismo.

+++


















































Archivo del blog

Datos personales

Mi foto
constantino romero