14 ago 2012

LO QUE EL OJO NO VE

Bueno pues el otro día subí SUCUBUS y al tener tantas páginas pesaba más de lo que el servidor me permitía así que tuve que reducirle calidad hasta que por fin me la dejó subir. 
Esa bajada hizo que la legibilidad de algunos textos se perdiese así que aquí os pongo los dos que menos se ven para que podáis leerlos con calma ya que son, además de interesantes y guapos, la esencia de las colaboraciones de este tercer SUCUBUS. 
Gracias colegassss :-) 

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PACOTWO
Sin duda la gente es lo más agradable de California. La primera vez que fui allí tenía muy mal concepto de los americanos. Las 3 veces que he estado en USA han sido en Cali, así que no puedo decirte si tienen un carácter diferente respecto a otros estados... Se respira buen ambiente (por lo menos por donde me he movido yo) y la gente es muy saludadora. 

Ummm, me resulta complicado encontrar algo decepcionante, adoro Cali! El tráfico puede llegar a ser muy agobiante a veces... Un día en una playa de Monterrey nos encontramos con el que por entonces llamaban "Sharky boy". Un tio al que le había mordido un blanco algunos meses atrás. Se disponía a entrar al agua, y le pregunté a ver si le podía hacer un par de fotos del destrozo que tenía en la zona de la espalda y culo. El tio se hizo bastante el remolón, rollo celebritie. Me hizo un interrogatorio y al final accedió. Ion Eizaguirre se pegó un baño con él en el mismo lugar donde ocurrió el accidente. 

Otra anécdota fue vivir en nuestras carnes la última gran sesión de tow-in en Ghost Trees, porque a partir de ahí prohibieron el uso de motos de agua en la zona. Fue algo impresionante.
"Tengo recuerdos muy buenos del viaje que me hice mano a mano con Ion. Alquilamos una furgo y nos recorrimos Cali de abajo a arriba. Nos cuadraron muy buenas condiciones. Una noche en Encinitas, nos compramos una botella de vino, cenamos en la habitación del motel y salimos a ver qué se cocía por ahí. Acabamos en un garito que se llamaba "Saloon", donde nos atiborramos a birras y conocimos gente interesante. Al día siguiente salió este baño tan divertido en la playa del pueblo. Eso es California para mí"



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Lo mejor que puedo decir para definir California es ¡cógete un vuelo ya! Pues no tengo palabras para expresar lo que se siente allí. Se puede definir muy bien pero no es lo mismo leerlo o escucharlo que verlo.
Acabo de volver del cine de ver una película que se llama “Project X” (no es porno) que me recuerda la ostia a este sitio de States.
Un lugar peculiar made in Holywood repleto de olas mediocres, hamburguesas y demás comida basura, de licores de aloholes jamás vistos y de dancings on the floor todos los findes.
Yo tuve la suerte de tener varios amigos de diferentes edades allí en diferentes lugares pero todos surferos y buenos anfitriones. El primero que ví fue Fran “Doce”, un amigo asturiano muy simpático que estaba acabando el colegio allí. Me llevó a un par de olas con sus colegas chicanos y luego nos fuimos a celebrar su cumpleaños a una típica casa yankee repleta de chavales y chavalas bebiendo en vasos rojos y jugando al beer-pong. ¡Me lo pase increíble! Luego también estaba mi amigo italiano Tito chapando en la universidad que está justo encima de Blacks (este campus universitario tiene hasta Burger King y Surf Shop). Gracias a él surfeaba todos los días Trestles y nos pegábamos alguna que otra rumba épica por el downtown, destacando mi primer y único Halloween en este continente. Además, Moncho estaba en Los Ángeles trabajando y otro amigo yankee en Huntington así que me recorrí todo el sur de California viviendo como lo hacen los residentes, ¡a lo grande! Por si fuera poco, conocí a un estadounidense en Coruña meses antes de ir al Golden State. Se llamaba Ben y su padre tocaba en la banda de Woody Allen que estaba de gira por mi tierra. Le dejé una tabla para que pillara unas olas en la bahía, le saqué de rumba por el Orzán y cerramos el playa a altas horas de la madrugada. Lo que no sabía yo es que ese chaval de mi edad era el puto amo de la hermandad de la universidad estatal de San Diego, es decir, de la universidad a la que va toda la peña americana que la quiere liar estilo “American Pie”, “Aquellas juergas universitarias” o “Supersalidos”. Y así fue. Al llegar la hermandad, Jose Vigo, Tito y yo flipamos con la casa. Había 30 habitaciones recubiertas de espejos con dos camas, una tarima, una barra americana y una pantalla gigante cada una. Temazos jamás escuchados por mis oídos y embudos jamás vistos por mis ojos. Lo que si que no se veía era a ninguna chica, por lo que le pregunté a mi amigo, el cual me respondió: “dont worry”. Y así fue, seguí bebiendo mi Jack Daniels y practicando inglés sin ninguna preocupación. Hasta que presencié algo que nunca se me olvidará, se trataba de 80 preciosas americanas de mi edad entrando en la hermandad de una en una y dirigiéndose hacia la pista de baile donde estaba el dj. El flow no había hecho más que empezar. Según me comentaban, cada chica tenía que pasar por cada habitación donde se le debía invitar a un chupito. Perfecto, no había ni que moverse.
El resto de mi película americana os la podéis imaginar o ver en alguna página de Internet hahaha.
STATES HASTA QUE ME MATE.

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