J.J. CROMER EN BANDEJA

Resulta que saltó desde la azotea sin pararse a pensar que tenía muelles por piernas. Los actos irreflexivos es lo que tienen. Consecuencia del capricho de su genética no se estampó-acto-seguido-detripó al chocar contra la acera (de ahí que no gritase mientras caía) sino que sus muelles tomaron impulso y le lanzaron al aire infinito para volver a chocar contra el suelo finito, ya que como es por todos sabido, todo lo que sube baja.
Bien es verdad que podía haberse caído de cabeza (que la tiene de hueso y no de muelle) con el consecuente descerebramiento pero... caprichos del azar o de las corrientes de aire, supongo. Bueno a lo que vamos, la cosa es que el pobre entró en un bucle infinito de saltos proyectados en vertical con lo cual alguien tuvo que alimentarlo a intervalos en pequeñas cucharaditas que recibía a la altura de la misma azotea en que todo empezó. Pero tanto movimiento estomacal es obvio que sienta mal, de ahí que sus digestiones eran pesadas y torpes y acababan en vómito en vez de cagada.
Ante su desesperación pidió un trabuco para poner fin la cadena de saltos en la que se le había convertido la vida pero claro, si se mueve para tragar, también se mueve para disparar y como nadie quiso hacerse cargo del catastrófico comedido, él mismo tomó con determinación el trabuco pero ante tal movimiento no consiguió más que matar algún pájaro y agujerear alguna nube.












Más paranoico que la historia son los cuadros de J.J.Cromer, del que no eo voy a contar nada porque si os interesa, os buscáis la vida, que no es os va a dar todo en bandeja mader faquers