A muchos igual os suena a marca de detergente y otros igual, de forma vaga, lo asociéis a una película viejuna de esas en que ni hablan. Los segundos lleváis razón y se os va a premiar hoy revelándoos por qué "El acorzado Potemkin" pasó a tener automáticamente un hueco muy importante en la historia del cine.
(Sé que nadie la va a ver pero yo, ante la duda, la dejo aquí por si alguno quiere echarse una siesta a mi salud)
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Para empezar hay que situarla en un período de grandes cambios en Rusia (la peli data de 1925 y es del ruso Einsestein) con la revolución aún en pañales.
Los rusos, tomando como ejemplo a los franchutes, mandaron a tomar por culo todo el sistema zarista que mantenía al país anclao en una especie de medievo trasnochado más propio del Antiguo Régimen que de los tiempos que corrían. El caso es que ese cambio político-social dio paso a la dictadura del proletariado, que no es otra cosa que el régimen comunista que guió la U.R.S.S. durante gran parte del S.XX hasta la caída del muro de Berlín allá por el '89.
Bueno, el caso es que los señores que ocuparon el nuevo gobierno de tontos no tenían un pelo y se dieron cuenta de que el arte (literatura, pintura, fotografía, cine) era un método cojonudo a la hora de crear conciencia social, informar e incluso adoctrinar a todo un pueblo de cuyo apoyo había germinado la revolución. Por eso, mientras en Europa jugaban con los sueños (surrealismo), las rayas y los puntos (abstracción), los cuadros y los colores (neoplasticismo) y las figuras planas y sin perspectiva (cubismo), en Rusia todo adquirió una apariencia más real e inmediata con la etapa que estaba viviendo su país. El arte compartió ese compromiso social y por eso la temática principal era mostrar un pueblo unido, trabajador, harto del sometimiento.... Nace así el realismo socialista que va precisamente ligado ideológicamente a la revuelta social.
Einsestein (cine)
¿Por qué "El acorazado Potemkin" es tan imporntante entonces? Pues porque sentó las bases sobre las que se iba a regir todo este movimiento.
Por primera vez una película no tiene un protagonista encarnado por una persona (o una pareja) sino que toda la tripulación del barco es la protagonista (héroe colectivo. Metáfora del pueblo). Y es toda la tripulación la que, amotinándose contra el capitán (Zar, burguesía, nobleza...), consigue hacerse con el mando del barco (país) para conducirlo de una forma mejor.
Todo se narraba a base de metáforas que, aunque sutiles, dejaba bien clara la postura de la obra.
Otra cosa que se introdujo fue el plano contra plano. Por ejemplo Einsestein en "La huelga" utilizaba imágenes de obreros entrando a currar a la fábrica y las entrelazaba con reses en el matadero. Sobra la explicación. Y lo que hoy resulta evidente, por aquel entonces era una forma de dotar de un significado diferente a imágenes que, en principio, no tenían connotación social alguna.
Por tanto nada de fantasía mitológica ni de amor ni de científicos locos ni de indios y vaqueros ni de monstruos mutantes ni chisteras con zapatones. Aquí solo interesaban las calles y lo que en ellas ocurría.
¿Que qué pasó? Pues lo de siempre, que lo que empezó siendo un ideal colectivo comprometido acabó siendo una utopía represiva y limitada encarnada en la figura de una persona todopoderosa.
En cuanto a política... Radicalización de posturas con la consecuente decadencia. Ninguna dictadura es buena. Os lo dice el tío Legi.
Y en cuanto al arte... Los artistas que originalmente apoyaron al régimen pronto se vieron limitados por él mismo al imponérseles ciertos patrones de los cuales no se podían salir: censura. Eso derivó en descontentos, migraciones y suicidios.
Gorki (escritor y teórico de la Revolución)
Pues ésta es la historia del Realismo Social y del Acorazado Potemkin, que si bien no llegó al mejor puerto posible, por lo menos zarpó, no como en los tiempos que corren donde con darle al me gusta en una foto de un niño con mocos o un perro tristón ya creemos haber hecho la hostia.
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