La verdad que es una pena que en el cole, cuando estudias historia del arte, apenas llegan a decirte nada de la del S.XX porque se enrollan de tal manera con lo clásico que luego, llegado junio, no hay más tiempo que para pasarte 4 hojas de mierda mal fotocopiadas.
Y te digo que es una pena porque el arte del S.XX es muy muy rico y variado. Joder es quehay un montón de movimientos y estilos con nada que ver entre sí pero que sin embargo cambiaban con la sociedad y los acontecimientos que se vivían: crisis, guerras, dictaduras, revoluciones... y que son muy identificativos de cada etapa y de todo ese devenir histórico de la primera mitad de siglo.
De entre todos los movimientos y artistas comprometidos con la política hay un tío que sobresale por sus pelotas: John Heartfield.
Heartfield era un tío interesado por el arte ya desde crío. Creció con el nuevo invento de la fotografía y llegados los 30's empezó a experimentar con ella aplicándola a diseños y collages sin tener en cuenta estética ni significado. En eso consiste experimentar, vaya.
El caso es que el tío se movía por los círculos dadás (germen del Punk) que amaban el colás, el caos en el arte, el dar que hablar, la irreverencia, la polémica... y de todo ésto se sirvió para atacar abiertamente el nazismo cuando Hitler ascendió al poder en el '33.
Si digo que tiene pelotas es porque a partir de este momento, Heartfield empezará a colaborar casi de forma constante con la revista A.I.Z (fundada por colegas fotógrafos y artistas contrarios al nazismo) haciéndoles las portadas a base de fotomontajes (gracias a la experiencia que había ido adquiriendo) pero ya con un fuerte significado inequívoco para cualquiera que lo mirase.
Claro, es muy fácil, ahora ya enterrao, llamarle hijo puta, marica come mierda, cabrón... pero hacerlo justo cuando su expansión estaba en el mayor apogeo... eso ya es otra historia, ¿a qué sí?. Pues yo sólo conozco a dos tíos que lo hayan hecho de forma tan directa en el periodo álgido del nazismo: uno es Heartield, obviamente y el otro Chaplin con su peli "el gran dictador", del '43 y por la que luego se le tachó de comunista en U.S.A
Sólo quería hacer ver cómo el arte, a veces, no tiene que ser bello ni intrincado sino estar al servicio de una idea o una convicción personal para expresar, siempre expresar, lo que se le pasa por la cabeza al que lo crea y no lo que es ahora: una tomadura de pelo de mierda en la que primero se hace y luego se busca un pretexto que explique le hecho, básicamente.
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