Quien se detenga a pensarlo un instante verá que es algo decepcionante vivir en función de la luz y del viento y del ruido y de la atracción magnética de la luna. Por no mencionar las miradas y las conversaciones y los gestos y los besos.
Es decepcionante que todo forme parte de una escala relativa de valores en rebaja.
Es decepcionante que tú y yo nos creamos diferentes al resto y, de repente, nos sorprendamos tocando el claxon o corriendo porque perdemos el autobús.
Es decepcionante no encontrar un hueco para detenerse a pensar un instante.
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