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Pues hoy le vamos a dedicar esta parrafada a Gengins Kan, que para quien no lo conozca, fue el emperador mongol por antonomasia. Y no mongol de tonto sino de "nacionalidad". De hecho su imperio es el mayor de todos cuantos ha habido en toda la historia. El romano era una diminuta mierda comparado con el suyo. No es coña.
Esta es su historia.
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Nah el tío nace en el seno de una familia normal, pero a los 9 años se queda sin padre porque unos asaltantes entran en su casa y le asesinan así que su madre y sus hermanos echan patas y al chaval se le mete entre ceja y ceja jugar a ser Conan.
Hay que decir que por aquel entonces (S.XII-XIII) Mongolia era una vasta estepa totalmente anárquica en la que habitaban un montón de tribus y clanes nómadas sin el más mínimo vestigio de gobierno o patrón de conducta común. Era, por decirlo de algún modo, un sálvese el que pueda y los saqueos y asesinatos estaban a la orden del día.
El chaval, que se llamaba Temuyin y no Gengis, se casa y aprovecha su casamiento para quedar bien y entablar relaciones con los tipos más poderosos de su nuevo clan.
Al poco de casarse llegan unos forasteros y, entre otras cosas, le secuestran a la mujer. Temuyin (Gengis) piensa "...Y una mierda con vinagre" y persigue a los del clan arrasando su poblado, matando a los captores, saqueando sus bienes y dándole la oportunidad al resto (rendición o muerte) que se unan a su grupo.
Joven como era, esta aventura ya empezó a dar que hablar.
En cuestión de unos años ya dominaba una gran parte de la meseta mongola aglutinando bajo su mando a todas esas tribus y poblados que hasta entonces habían sido independientes. Es entonces cuando se auto proclama Kan, que significa rey, señor, emperador... Y por primera vez se habla de pueblo mongol y sus gentes ven una figura unificadora.
El secreto de Gengis Kan es que no profesa ninguna religión. Si invadía un poblado budista, él permitía que siguiesen adorando a Buda. Si se trataba de cristianos o musulmanes hacía lo mismo. Siempre y cuando en el plano físico y terrenal (que era lo que le importaba) le obedeciesen a él, con el alma, sus siervos, podían hacer lo que quisieran. Obviamente ésto restó muchas rencillas y facilitó la absorción de gran número de pueblos "fanáticos".
¿Por qué? Porque Gengis no era mongol y se dio cuenta que la peña estaba a hostias, básicamente y sobre todo, por motivos religiosos. Tan cegados estaban por sus dioses que eran incapaces de unirse para evitar que el Kan siguiese invadiendo e invadiendo, de modo que Gengis transformó el punto flaco de éstos en el suyo más fuerte.
Otra cosa a la que prestó total atención fue a la cría de caballos. Gengis proveía a cada miembro de su ejercito de silla de montar propia. Menudo gasto absurdo para la época, ¿no?. Pues sabed que gracias a eso, sus jinetes podían disparar el arco mientras cabalgaban a gran distancia del enemigo, con lo cual para cuando entraban en contacto con éste (espadas, lanzas, mazas...) ya se habían bajao a una media de 25/30, es decir, por cada soldado caído de Kan, morían unos 30 del enemigo.
Tal fervor sentía por los caballos que sus tropas descansaban cuando éstos lo necesitaban y a cada guerrero espía/rastreador que precedía al grueso del ejercito le daba 3 caballos para que fuera alternando y siempre pudiera correr más que su posible perseguidor.
Dicen también que era muy abierto de mente. Es decir, si hacía prisioneros chinos, absorbía de éstos su medicina y su capacidad para crear nuevas máquinas de asedio, consciente de que en esos aspectos era superior. Si invadía árabes, les copiaba su forma de confeccionar vestimentas para el desierto que ayudasen a repeler el calor por el día y conservar el frío por las noches. Es decir, en lugar de someter sin más a los nuevos invadidos, aprendía de ellos e incluso se dejaba aconsejar.
Gracias a esto pudo asediar ciudades y fortalezas con máquinas como la catapulta o lanzadoras de rocas, cuando lo cierto es que en su puta vida había visto nada parecido ni se había tenido que enfrentar a muros en la estepa mongola.
Cuando invadió y se apoderó del Imperio Chino, la gente empezó a llamarle Gengis Kan, que significa, soberano del mundo.
Su modo de proceder era igual que el de los vikingos: no quiero problemas, someteros y todo tan guapamente. Si no os sometéis, moriréis. Y si os sometéis y luego me traicionáis... Bueno, eso mejor ni os lo planteéis.
En referencia a lo anterior, llegó a tener consejeros personales musulmanes y chinos. Eran grandes estrategas que planteaban las batallas en función de la geografía de la zona, con lo cual no tenían un sistema de copia/pega al que atajar fácilmente ni incluso poder intuir.
Ésto descolocaba a sus enemigos quienes solían acabar rodeados por diferentes facciones del ejército.
¿Por qué no se olían el pastel? Porque el ejercito de Kan era tan numerosísimo que atacaba un país por diferentes flancos hasta reunirse en el punto fijado. Además de esto, al tener tanto caballos, avanzaban hasta cien km diarios, con lo cual nadie se podía esperar que recorriese semejantes distancias en tan poco tiempo. Factor sorpresa, ya sabes.
Cuando palmó, con 65 tacos, su imperio se extendía desde el mar de Japón hasta el actual Irak. Y siguió creciendo el imperio hasta llegar a Polonia, es decir, parte de Europa, Próximo Oriente, toda Asia y China. Casi ná.
¿Por qué no siguieron? Porque su hijo y heredero palmó de repente y sus tropas decidieron volver a casa para elegir nuevo líder. Pensaron que ya estaban muy lejos y les daba pereza seguir hasta el Atlántico.
En definitiva, a Europa le salvó la suerte porque los grandes señores seguían sin unirse (por motivos religiosos) para frenar a los Mongoles.
Su ejército estaba dividido en facciones especializadas y numeradas. Si uno solo de esa facción fallaba todo su grupo era castigado, con lo cual la disciplina y la solidaridad para con los compañeros estaba asegurada. Muy fino. Técnicas actuales hace casi diez siglos.
Y ya para cerrar, que me vengo arriba y paso de extenderme más, deciros que los europeos lo íbamos a recibir con las manos abiertas porque circulaba una leyenda de que provenía del lejano Oriente un rey que nos ayudaría a luchar contra los musulmanes. No es coña.
Lo que venía era un tipo mucho más listo que se iba a pasar por el forro de los cojones tanto abracito y cántico para centrarse en lo realmente importante, en lo actual y contemporáneo, en lo inmortal y atemporal: el saqueo.
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