Este mes la surfer está muy interesante porque se centra en la "generación Momentum", que es la quinta del Kelly, Rob Machado, Shane Dorian, los Malloy y toda esa gente.
Naturalmente habla el reportaje sobre todos éstos que siguen en el mundillo compitiendo, saliendo en vídeos y demás, pero lo guapo es que hace inca pie en los que se quedaron por el camino y de los que ya no se sabe nada.
Una de las historias que más me llamó la atención es la de Justin Poston.
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Nah, para los que no sepáis quién es, Poston era por entonces el típico surfer innovador "new school" muy rollo Tim Curran. Ya por entonces volaba la hostia e intentaba grabs que el resto ni se planteaba.
Cuentan en el artículo que Taylor Steele se fue a grabar con Ros Williams y Shane Dorian y apareció Poston por allí y de lo que desfasó, le ofrecieron salir en el vídeo. Por aquel entonces él surfeaba para Billabong por 300 $ al mes.
El caso es que un día, estaba en el agua, sin más y de repente nota algo raro en las piernas, como un cosquilleo y un temblor que le impide casi coordinar. La cosa se le pasa en seguida y no le da más importancia. Al cabo de unos meses, estando en Bali grabando, se le repite pero más fuerte y persistente. El tío empieza a cojonarse y se vuelve a U.S.A a hacerse un escaner. Tenía no se qué mierda entre 2 vértebras que afectaba a su médula. La opción que le plantean es bien simple: o pagas medio riñón pa operarte (operación chunga con riesgos serios) o dejas de surfear si no quieres acabar paralítico.
El tío intenta seguir cobrando de los sponsors sin meterse al agua pero le pillan un tiempo después y le mandan a tomar por culo. Todos le dicen que por qué no había dicho nada pero el sigue como aislao en su burbuja (siempre había sido un poco introvertido), así que al final su colega Jason Weatherley le enchufa en Salomon como currela y de ese curro pasa a mozo de almacén. Se muda con su mujer a una casilla humilde 20 minutos del mar y así se pasa los años la estrella rubia de la saga de vídeos más famosa del surf que de la noche a la mañana se convierte en un perfecto anónimo.
Al cabo de tres años empieza a entrar de vez en cuando hasta día de hoy. "Ya no me lo tomo como antes, ahora entro al agua con tablas diferentes para experimentar con ellas y con las quillas y ese tipo de cosas que a su modo también es divertido y me permite siguir disfrutando denl surf".
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