[I] / EL CAMINO
Más allá de un boceto a medio dibujar: el centro de España /desértico, sediento, vacío/, está Barcelona.
Nueve horas de camino que dan para hablar de cómo se lo curraban en el mundo antiguo a la hora de elaborar mapas exactos, de portales interdimensionales plagados de unicornios y tetas, del método más eficaz para fundar una ciudad /yo me quedo a vivir a aquí, el que quiera que me siga. Ah vale, yo también. Y yo. Y yo... Ya está armada/ y de todos los intentos fallidos que debió de haber /yo me quedo a vivir a aquí, el que quiera que me siga. Hala pues ahí te quedas. Que te den por culo/
Nueve horas para aburrirte en mitad de una tierra que se pasa medio año pasando sed y la otra mitad tiritando de frío.
Nueve horas para ser atracado a mano armada por peajes y vendedores de bocadillos rancios.
Nueve horas para sudar, bostezar, cabecear.
Nueve horas para hacer fotos a través de la ventana, escuchar una canción tras otra, pensar en si tengo alma o soy sólo un saco de mierda antes de, por fin, llegar.
[II] / LA CALLE
Neoclasicismo y Nouveau es hacerlo bonito. Pero por encima de todo eso está el verdadero arte de las formas aún más perfectas de las chicas de la ciudad.
Nada más bajarme del coche: mira esa / Wow, y esa / Wow, y esa... Y claro, como yo soy de pueblo y no se me puede sacar de casa, en una de estas el cuello me da un giro de 360º y se me sale una vértebra por la boca. Suerte que pude sujetarla entre los dientes y evitar que algún pillo me la robara para venderla en el Mercat.
Cuando llego al hospital, pasa delante de mí una enfermera que está tan buena que el cuello se me vuelve a girar otros 360º y, claro, otra vértebra disparada hacia la boca hace que la que ya tenía salga propulsada a toda velocidad con tan mala suerte que el proyectil lumbar acaba impactando en la frente del médico que venía a curarme haciendo que éste muera desangrado ya que el resto de los médicos están aquejados de una severa indisposición cervical aparentemente inexplicable.
Nah es coña, todo esto que os cuento es mentira. Aún así creo que el ayuntamiento de Barcelona debería plantearse el repatir collarines por si las moscas /o por si el arte.../.
[III] / EL COLOR
Nah, el color no es más que el reflejo de la luz sobre el cuerpo proyectado.
No tiene misterio el color, aunque gracias a él puedo denotar frío o calor o hacer que quieras /o no/ comer.
Por la noche, sin luz, no existe el color, y ya sabes que yo soy nocturno y lo suficientemente tímido como para no ir a darle al interruptor.
[IV] / LA HERENCIA
¿Serías capaz de colocar junto a ti un vaso de agua y hacer que el sediento se olvide de beberlo?
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Marc nos acogió, nos mostró, nos invitó, compartió, ayudó, contagió y fue capaz de hacer que yo, que amo por encima de todas las cosas el surf, acabe sintiendo nostalgia de una ciudad que no suele brindarte la oportunidad de hacerlo.
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La herencia son las personas, los ratos, el olor a libro releído, las cervezas compartidas, las carcajadas desde la tripa, las pompas de chicle explotadas, el choca esos cinco o dónde coño nos hemos metido. La herencia también es hacer las cosas por hacer, unos labios rojos, una piel blanca y una espalda bonita, una habitación de techo alto, una ventana entreabierta, una azotea, unas cuantas fotos y un amigo y una amiga /para lo que sea/ al otro lado de un desierto a medio pintar.
Este post se divide en Camino / Calle / Color / Herencia como nuestra expo.
Los que la habéis visitado lo habréis comprendido.
Gracias a los que comprenden, porque a buen entendedor...
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