VEINTEDELUNODEDOSMILONCE

Es posible que a veces te entre miedo y te sientas como un borrón en medio de una hoja arrugada y en blanco, atrapada en una imprevsible corriente de aire como la pluma de Forest Gump. Sobre todo ese miedo aumenta si la gente que te rodea tiene su vida resuelta, organizada y esquematizada como aquellas retículas azullilas de las libretas de cuando niños. Al fin y al cabo la rutina es seguridad y todos aspiramos a vivir sin sobresaltos.
Menos mal que no hay nada para siempre, ni incluso el miedo, por eso cuando estas allí sentado a la sombra limpiándote las heridas del pie, ese miedo ya se ha esfumado y todo cobra un sentido mayor y más fuerte que el temor que recorría tu cuerpo cuando, allá, lejos en espacio y tiempo, veías todo eso impreso en una revista y solo el hecho de imaginártelo te provocaba un tembleque estúpido. Tan estúpido como para no dejarte ver que en un papel en blanco puedes dibujar lo que tú quieras.