“Mi vida en este punto es como un sedimento muy viejo en una taza de café y preferiría morir joven dejando varias realizaciones… En vez de ir borrando, atropelladamente, todas estas cosas delicadas”.
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Las fotos de Francesca Woodman tenían una esencia tan oscura como su propia existencia, a la que puso fin tras tirarse por una ventana con tan sólo 22 años.
Antes de tomar esa decisión, dejó escrita una carta que empezaba con el fragmento escrito ahí arriba.
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