SOLO UNA SUPOSICIÓN

Iría a recogerte a la estación con Joe Strummer en plan brabucón o un buen trash metal que, qué coño, me lo pide el cuerpo.
Mientras espero seguro que me sudarían las manos y me costaría mantener los pies quietos, como un neón que parpadea, pero cuando nos diésemos cuenta ya estaríamos dentro de la habitación blanco apagado, una mancha de humedad en el techo y una planta que seguro que se siente sola.
Cruzaríamos Uría respetando los semáforos y sin prestarle demasiada atención al mundo y probablemente antes de la cuarta cerveza ya hayamos hablado de Bukowsky, de Burzum, de Robespière e incluso de Gandalf, qué coño se yo, son solo suposiciones, el caso es que daría lo que fuera porque todas las noches de viernes fuesen así.
Me despertaría como con media resaca a eso de las seis y me quedaría mirando la diagonal de luz que se proyecta en tu espalda a través de la vieja persiana. Tu espalda sería blanca y suave como un jarrón de porcelana japonés.
Daría media vuelta en la cama y seguramente se me escapase una risa medio tonta aún por los efectos de tanta cerveza o quizás no y seguramente me distrajera con una mota de polvo que flota sin preocupaciones en una habitación donde la mayor luna llena del año quedó atrapada para siempre, haciéndole compañía a la planta del fondo.